miércoles, 30 de noviembre de 2016

El rastro de la huella


           Muchos temas hemos presentado en el blog sobre ambientes alterados por la sociedad o los casi enteramente creados por ella que captan el interés de los geógrafos y requieren de la aplicación de muchas técnicas y conceptos. Entendemos que una situación generadora de problemas que una sociedad padece, confronta o está obligada a tomar decisiones tiene consecuencias espaciales y ambientales. Hay un gran número de problemas geográficos que se resuelven en el estudio de situaciones de toma de decisión. La búsqueda de respuestas todavía es una tarea excitante con compensaciones intelectuales. Solamente mediante la permanente referencia al origen de los problemas mismos es posible calibrar la relevancia de nuestra información y la de las técnicas para cumplir con el aumento del conocimiento humano.
Uno de los problemas que preocupa a la sociedad global es el de huella hídrica.
El gran problema al que nos enfrentamos actualmente es la demanda creciente de agua, debido al crecimiento demográfico, a los nuevos estilos de vida, al desarrollo intensivo de la industria y el uso de la tierra de regadío. Por lo tanto, la cuestión central radica en cómo se gestiona el recurso hídrico, eso es lo que lo hace escaso a escala local/ regional: la inadecuada y/ o nula gestión, porque aún disponiendo de agua, tampoco ello garantiza la accesibilidad (servicios de infraestructura de agua).
         
         Es interesante recordar que hay dos aspectos importantes que impactan directamente sobre la escasez: uno es el cambio climático y el otro es el crecimiento poblacional que también es desigual: la tendencia marca un fenómeno de concentración de la población en las localidades urbanas, con mayor énfasis aún en las regiones menos desarrolladas.

Para evitar conflictos por el uso del agua dulce habrá entonces que considerar, por un lado la disponibilidad, pero también la extracción que contemple la tasa de renovación natural del recurso y sumado a ello las modificaciones sobre los sistemas fluviales (por ejemplo la deforestación, urbanización, drenaje), dado que impactarán tanto en el régimen de escurrimiento del río como en la calidad del agua. Así se evitaría que se desencadene el estrés hídrico o grado de presión hídrica3, es decir, que la demanda de agua sea más grande que la cantidad disponible.
El umbral de estrés hídrico adoptado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) equivale a una disponibilidad de 1.000 m3/hab. Estas cifras son mundiales y muestra a Argentina muy por encima de ese umbral, dado que dispone de una oferta hídrica media anual por habitante sumamente elevada. No obstante ello es oportuno reconocer nuevamente que la distribución de la oferta es muy irregular, por lo que en varias provincias de la región árida la disponibilidad de agua se ubica bien por debajo de ese valor; no perder de vista que dos tercios de la superficie del país se encuentra bajo condiciones climáticas áridas o semiáridas, donde la oferta bruta local se ubica por debajo del umbral de estrés del PNUD.
La huella hídrica (waterfootprint) permite conocer cuál es el volumen total de agua que se necesita para producir los bienes y servicios de una población. El concepto de huella hídrica fue desarrollado en el año 2002 por Arjen Hoekstra, experto del Instituto UNESCO-IHE, y determina el total del agua que cada persona, industria o país por ejemplo, emplea para sus diversas actividades, y la que necesita para producir los bienes y servicios que consume esa persona, esa industria o tal país.


Los siguientes factores son los principales que determinan la huella hídrica de un país:
1) consumo de agua promedio por persona;
2) hábitos de consumo de sus habitantes (por ejemplo la proporción de carne consumida);
3) clima (en particular la demanda evaporativa, lo que determina las condiciones de
cultivo)
4) eficiencia en el uso del agua en las prácticas agrícolas.
El objetivo principal de este indicador es lograr que la producción de bienes y servicios utilice la menor cantidad de agua posible. Los estudios vinculados a la huella hídrica pueden contribuir en la búsqueda e implementación de sistemas de producción más eficientes en el uso del agua. De todos modos, más allá de la existencia de este concepto, es evidente la necesidad de buscar la forma de utilizar los recursos con mayor eficiencia en los sistemas de producción de alimentos y otros productos agrícolas.
La huella de agua puede calcularse para un producto particular, para un grupo bien definido de consumidores (por ejemplo, una persona, ciudad, provincia, estado o nación) o de productores (por ejemplo, un organismo público, empresa privada o sector económico). En el caso de un producto, como por ejemplo un alimento, se calcula teniendo en cuenta el uso del agua en todas las etapas de la cadena de producción. Puede ser expresado en m3 unidad de producto-1, m3 kg-1, m3 t-1, etc.
            Para medir la huella hídrica de un proceso, se utilizan tres componentes principales:
1. Agua azul. Volumen del agua superficial y subterránea consumida como resultado de la producción de un bien o servicio.
2. Agua verde. Consumo de agua de lluvia almacenada en el suelo como humedad o que permanece temporalmente en la parte superior del suelo o vegetación. Finalmente, esta parte de la precipitación se evapora o transpira a través de las plantas.
3. Agua gris. Refiere a la contaminación y es definida como el volumen de agua dulce necesario para asimilar la carga de contaminantes basado en normas ambientales de calidad del agua.
En Argentina algunas instituciones ya comenzaron a realizar estudios sobre este tema. Por ejemplo el INTA realiza ensayos de evaluación del comportamiento de distintos cultivos –tradicionales y alternativos– para identificar los que brindan mejor productividad económica del agua, reflejada en el aumento de la cantidad de granos producidos con igual o menor cantidad de agua, como así también, en la producción de cultivos de mayor valor económico y menor requerimiento hídrico.
            En marzo de 2015 se realizó un taller sobre la Determinación de la eficiencia de uso de agua en la lechería de Argentina y Uruguay mediante un convenio de cooperación binacional entre INIA e INTA. El objetivo fue la investigación de la huella hídrica en el marco de un proyecto referido a la sustentabilidad de los sistemas ganaderos silvopastoriles.
           La disponibilidad de agua dulce en Perú es muy desigual. La costa pacífica concentra más del 50% de la población y cuenta con menos del 2% del agua, mientras que la selva, que concentra el 26% de población, cuenta con el 90% del agua. Además, la contaminación y el mal uso de los recursos hídricos por parte de los diferentes sectores productivos, los efectos asociados al cambio climático y el aumento de la demanda de agua para cubrir las necesidades de consumo y productivas de la población, han producido efectos negativos que dificultan el desarrollo sostenible del país. 
          En Colombia en el cultivo de arroz, papa y maíz se evalúa la eficiencia en el uso del agua en un sistema de producción tradicional comparando con un sistema de producción a gran escala.

            La huella hídrica un tema transversal en la práctica docente
              
            Este problema se incorpora en la práctica docente de manera transversal ya sea en distintos ciclos o etapas de la educación y en los diferentes contenidos del curriculum. Es de interés que, por ejemplo, se incluya la huella hídrica cuando se planifiquen las unidades de sistemas agrarios, urbanización o problemáticas ambientales. Es posible la incorporación de toda la comunidad educativa para obtener soluciones al problema a escala local y/o regional. Una fuente de motivación para el inicio del debate es que los estudiantes observen por caso un video como el que ha preparado Canal Encuentro. Una forma de despertar conciencia sobre la importancia de este problema es que los alumnos conozcan su huella hídrica mediante el uso de YUPI, un calculador personal de huellas elaborado por investigadores y becarios del Grupo CLIOPE de la Facultad Regional Mendoza de la Universidad Tecnológica Nacional. 


Bibliografía de consulta:

Herrero, A. 2009. Huella hídrica y agua virtual. Buenos Aires: Fundación Naturaleza para el futuro.
Rieu-Clarke, A. et al 2015. Transboundary water governance and climate change adaptation. ONU: UNESCO.
Sabljic, I. 2013. La huella hídrica. Buenos Aires: Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca.
UNESCO/ ARCEAU 2016. Water, megacities and global change. Portraits of 15 emblematics cities of the world.
UNESCO, Accomplishment Report februery 2016. Managing water resources in arid and semiarid regions of Latin America and Caribbean.

Sitios web de consulta:










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