miércoles, 31 de mayo de 2017

Biodiversidad y calidad ambiental


            El Convenio sobre la Diversidad Biológica – ONU es el instrumento internacional para «la conservación de la diversidad biológica, la utilización sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos», ha sido ratificado por 196 países. Dada la importancia de la educación y la conciencia públicas para la aplicación del Convenio a todos los niveles, la Asamblea General proclamó el 22 de mayo, fecha de la aprobación del texto, Día Internacional de la Diversidad Biológica, mediante la resolución 55/ 201 de 20 de diciembre de 2000.
“Al hablar de biodiversidad, ya no se piensa sólo en una multiplicidad de formas de vida. El término se refiere mucho más a las zonas de reservas naturales: territorios y hábitats. Esta diversidad biológica y cultural es hoy asimismo valorada por sus riquezas genéticas, sus recursos ecoturísticos y su función de captador de carbono.” (Leff 2008:165).

La diversidad también es ambiental en el sur de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Desde el siglo XVIII se creó una zona de concentración de actividades contaminantes al sur de la ciudad que persiste hasta el presente en las riberas de la cuenca Matanza- Riachuelo (su longitud es apenas de 64 km, la cuenca cubre 2300 km2 y tiene 232 pequeños afluentes). El río colector tiene un curso lento, meandroso, con un caudal irregular que oscila entre 3 y 100 m3/seg. La escasa pendiente de 0,35 m/km es típica de un relieve de llanura. Los saladeros, frigoríficos, curtiembres, basurales, fábricas de velas, quema de residuos, lavaderos de lana, fábricas metalúrgicas, petróleo y metales pesados fueron las principales fuentes de contaminación del agua, aire y suelo de esta cuenca. Hacia 1880 y por un breve período el Riachuelo volvió a ser un hermoso paisaje de quintas y plantaciones de eucaliptos que frecuentaban todas las clases sociales como lugar de recreación y veraneo. Pero la segunda muerte de este río ocurrió en el siglo XX con la gran contaminación abiótica que generó el desarrollo industrial cuando se afianzó en la ribera sur junto al desarrollo urbano del Gran Buenos Aires. La primera propuesta de saneamientos integral de la cuenca apareció en 1973, elaborada por la dirección General de Investigación y Desarrollo del ministerio de Defensa. La propuesta  incluía la creación de un Comité de Cuenca como ente organizador y regulador de obras de ingeniería para ejecutar un sistema de colectores líquidos industriales paralelos al Riachuelo, construir plantas depuradoras de líquidos residuales y redes cloacales domiciliarias. En 1984 el Gabinete Riachuelo de la Municipalidad de Buenos Aires hizo un plan director que no llegó a aplicar. En septiembre de 1987 se difundió un programa de recuperación ambiental de la cuenca surgido de un convenio entre la provincia de Buenos Aires, la municipalidad de Buenos Aires y el poder Ejecutivo Nacional para la extracción de barcos, vehículos y residuos hundidos, la construcción de la cuarta cloaca y un ensayo piloto de tratamiento de los barros del fondo. En el largo plazo se reordenaría la estructura urbano-industrial de la cuenca al favorecer la radicación de industrias no contaminantes y la construcción de plantas de tratamiento de efluentes cloacales. A principios de la década del ’90 se recibió un préstamo por 250 millones de dólares que otorgó el Banco Interamericano de Desarrollo para sanear este curso de agua. Apenas un millón de dólares se usó para retirar cascos hundidos. El resto del dinero se perdió en intereses punitorios por no usar el préstamo, en consultorías extranjeras y en planes sociales no vinculados con su objetivo previsto luego de la crisis de 2001.
La historia de buenos propósitos, proyectos y expectativas frustadas a largo plazo son una respuesta de la inestabilidad política y económica junto a la nula prioridad asignada a los problemas ambientales, sobre todo si quienes lo sufren son pobres. La mayoría de las obras no se llegan a ejecutar o transcurren décadas hasta su finalización.
El gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires tiene un plan ambicioso y más grande junto a ACUMAR para la recuperación de toda la cuenca Matanza- Riachuelo. La primera etapa finalizó con la inauguración del Parque Natural Lago Lugano el 23 de marzo de 2017. El predio abarca 36 hectáreas que rodean al Lago Lugano y la ribera del Arroyo Cildáñez y busca proteger la flora y la fauna del lugar, la mayoría autóctona y de gran biodiversidad. Cabe destacar que en el predio funcionaba un basural clandestino de escombros. La idea es que el nuevo espacio verde de la comuna 8 entre Villa Soldati (46.799 habitantes según censo nacional 2010) y el Riachuelo represente los paisajes originales de la Ciudad para trabajar en educación ambiental, generar proyectos de investigación y desarrollar formas de intervención de bajo impacto que pueden ser aplicadas a otras áreas protegidas. Es el resultado del trabajo coordinado de varios actores: alumnos de escuelas públicas que plantaron árboles, vecinos voluntarios del barrio y Organizaciones no gubernamentales especializadas en temas ambientales. Para mejorar la calidad del agua se instalaron humedales artificiales. Como el predio está emplazado sobre un antiguo meandro del Riachuelo, creció vegetación autóctona compuesta por más de 200 tipos de plantas, entre las que especialistas de Agencia de Protección Ambiental descubrieron una especie única que sólo se encuentra en este lugar: la Orquídea de Talar (Chloraea membranácea), que crece naturalmente en las orillas del lago y se convirtió en un icono del lugar y uno de los principales motivos para proteger el área. 


Además, se identificaron más de 37 especies de mariposas, 57 de insectos; 99 de aves (3 de las cuales migran desde Canadá y Estados Unidos), 10 de peces, 7 de mamíferos, 6 de anfibios y 5 de reptiles. Cabe resaltar que la iniciativa mejora las condiciones del aire y el agua del lugar al tiempo que el Parque revitaliza la zona sur y genera conectividad biológica al sumarse al corredor de conservación de la biodiversidad en el que también se encuentran las Reservas Ecológicas de Costanera Sur y Costanera Norte.


Los afluentes del Riachuelo también llegaban al colector muy contaminados. El arroyo Cildáñez, que atravesaba el matadero en el siglo XIX, recibía el nombre de arroyo de la Sangre, lo que da una idea muy gráfica del estado en que se encontraba. Hoy corre entubado salvo un pequeño tramo cerca de su desembocadura. Fluye bajo las calles Justo Antonio Suárez, Coronel Cárdenas, Avenida Remedios de Escalada, Av. Juan Bautista Lasalle, Av. Asturias y luego, también entubado, bajo el Parque Guillermo Brown, el Parque Indoamericano y el Parque de la Ciudad. Al atravesar la avenida Coronel Roca ingresa en el Parque Julio A. Roca en donde corre rectificado y parcialmente a cielo abierto hasta desembocar en el Riachuelo.
30.05.17

 Su caudal estaba muy contaminado por el tránsito de aguas residuales, provenientes de la red cloacal. En noviembre y diciembre de 2016 voluntarios ambientales colaboraron para sanear las aguas mediante la técnica de biorremediación. Se realizó la colocación de islas flotantes artificiales sobre las que se pusieron diversas especies de plantas palustres y/o acuáticas nativas, con el fin de retener los contaminantes. Los beneficios de construirlas, es que las plantas metabolizan el exceso de materia orgánica en suspensión transformándolo en tejido vivo, absorben metales pesados y oxigenan el curso de agua.


La protección ambiental en la práctica docente

El ejemplo que elegimos para la publicación de este mes es presentar una comunidad organizada que trabaja para mejorar la calidad ambiental. Si bien es poco aún lo que se realizó sería de interés profundizar la educación ambiental no sólo desde la práctica docente dentro de las escuelas sino también extenderla a toda la comunidad y en especial al sector de gobierno y empresarial para que adopten cada vez más prácticas responsables con el ambiente. El cuidado del espacio local beneficia a todos los miembros que habitan un ambiente.

Bibliografía de consulta


Brailovsky, A. 2010. Buenos Aires, ciudad inundable. 1ª. Ed. Buenos Aires: Capital intelectual.
Brailovsky, A. y Foguelman, D. 2004. Memoria verde. 1a. ed. Buenos Aires: Debolsillo.
Castellanos, A. “Cuenca potamográfica del Río de la Plata”. En Geografía de la República Argentina. Tomo VII Segunda parte. Hidrografía. Buenos Aires: Sociedad Argentina de Estudios Geográficos GAEA, Imprenta Coni S.A. 1975.
Di Pace, M. y Caride Bartrons, H. 2004. Ecología de la ciudad. Universidad Nacional de General Sarmiento: Prometeo Libros.
Leff, E. “Geopolítica de la biodiversidad y del desarrollo sostenible en Van Ypersele, J.P. El clima visto desde el Sur: el calentamiento global según los países emergentes. 1ª.ed. Buenos Aires: Capital Intelectual 2008.
Palese de Torres, A. “Hidrografía” en De Aparicio, F. La Argentina. Suma de Geografía. Tomo II. 1ª. Ed. Buenos Aires: Peuser 1958.
Tamames, R. 2010. El grito de la Tierra. Biósfera y cambio climático. 1ª. ed. Barcelona: RBA Libros S.A.

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