sábado, 30 de junio de 2018

Un manejo ambiental responsable en el uso de una energía renovable


     

           La energía geotérmica es la energía almacenada en forma de calor por debajo de la corteza terrestre.(Consejo Europeo de Energía Geotérmica, EGEC). A escala humana puede considerarse renovable e inagotable. No obstante, es necesario un adecuado manejo del sistema, dando justo equilibrio y estabilidad entre la extracción del fluido y la reinyección del mismo, una vez generada la electricidad. Eso permite no enfriar el sistema y mantener el fluido geotérmico por décadas en un campo en producción, tal como lo hacen campos geotérmicos a nivel mundial, muchos de los cuales llevan más de 80 años generando energía limpia.
Las plantas geotérmicas no contaminan el agua ya que las condiciones de manejo de fluidos y descargas superficiales, sumado a las características de infraestructura de una planta geotérmica tienen un elevado estándar, diseñado para impedir el contacto de fluidos geotérmicos con aguas superficiales y/ o subterráneas. Más aún, el funcionamiento exitoso de una planta geotérmica depende en gran parte de que este contacto no ocurra. Todos los pozos que se construyen en distintas etapas (de exploración y explotación) están completamente aislados de la roca circundante hasta la profundidad de producción. De esta manera se busca resguardar las napas y que el reservorio geotérmico no se vea afectado con aguas frías.



Además de ser una fuente de energía renovable y limpia, la geotermia posee un alto factor de planta, vale decir, genera energía más del 90% del tiempo. Tiene una baja a nula emisión de gases no condensables (CO2) y genera una amplia variedad de usos directos en escala, abriendo buenas oportunidades para el desarrollo de emprendimientos locales. La energía eléctrica que se produzca a partir de plantas geotérmicas no será más cara que la producida por otras fuentes. Lo que sí es más caro, es la inversión previa, aquella destinada a construir la planta geotérmica, pero una vez que está en producción, sus costos marginales son muy bajos: se relacionan sólo a mantenimiento y no a la compra de combustible, como ocurre con las fuentes de generación tradicionales en base a combustibles fósiles. Esto último es lo que encarece la energía hoy día, porque muchas veces se importan combustibles fósiles (carbón, gas natural licuado y petróleo diesel).
La energía geotérmica tiene muchos usos posibles, dependiendo de las distintas temperaturas del recurso. Todos ellos pueden generar interesantes beneficios para las comunidades aledañas y desarrollos productivos locales. En el mundo, los usos más comunes son: para spa y piscinas (sólo en Japón hay más de dos mil resorts de aguas termales y atraen cien millones de visitantes al año). Otros usos son para calefacción residencial u hotelera y de invernaderos, acuicultura y crianza de animales (piscicultura), entre otros. Algunos ejemplos destacados son: países como Islandia, Polonia, Hungría, Turquía, Japón, China, Rumanía y Estados Unidos tienen sistemas de calefacción de edificios. El sistema de calefacción de la ciudad de Reykjavik, en Islandia, abastece calor a alrededor de 190.000 personas. El mayor invernadero del mundo con climatización geotérmica está en Mokai, en Nueva Zelanda, alcanza un tamaño de 5 ha. y en su subsuelo se encuentra una planta de generación eléctrica, también de origen geotérmico. Hoy la producción mundial alcanza a 67.246 GW por año y el país que más produce es Estados Unidos, con 16.603 GW anuales.

         En Argentina existen muchas localidades con aguas termales y algunas de ellas son utilizadas desde el punto de vista turístico y curativo. Son famosas las de Copahue en Neuquén, Río Hondo en Santiago del Estero, Reyes en Jujuy, Villavicencio en Mendoza, Rosario de la Frontera en Salta, etc.También son aprovechables desde el punto de vista minero, recuperándose mediante diversos procesos las sales que contienen disueltas y que en algunos casos son de alto valor comercial, como por ejemplo sales de boro, litio, cadmio. No obstante, el aprovechamiento más importante de los recursos hidrotermales consiste en su utilización con fines energéticos. Si bien en Argentina existen más de trescientos puntos de interés geotérmico, en solo cuatro de ellos podría generarse energía eléctrica con este recurso, a saber: Copahue (Neuquén), Domuyo (Neuquén), Tuzgle (Jujuy) y Valle del Cura (San Juan). Se han realizado algunos aprovechamientos además de los usos en balneoterapia (de gran desarrollo provincial en la actualidad) en distintos puntos del país, se puede mencionar la calefacción de algunos albergues en la zona de Las Ovejas (al Norte de la provincia del Neuquén, cerca de Cerro Domuyo). Se tiene en estudio algunos posibles aprovechamientos calóricos de tipo industrial (básicamente secado de productos agrícolas).
En 1998, se construyó un sistema de calefacción de calles en Copahue, Neuquén, para lo cual se perforó el pozo COP IV, con una profundidad de 1256 m. El vapor producido, junto al del pozo COP II, alimentan el sistema. El transporte del vapor ( 38 tn/ h a una presión de 10 bar y 184°C) se realiza a través de un vaporducto de 2396 m de longitud. Se colocaron 576 losas radiantes de 7 m de ancho por 3 m de largo en cuyo interior se alojaron las serpentinas. Así mismo este sistema permite la calefacción de edificios de esta localidad a través de la instalación de intercambiadores de calor.



Las primeras exploraciones geotérmicas en Chile datan de 1921-1922, de manos de una colonia italiana en la ciudad de Antofagasta, donde un equipo técnico de Larderello perforó dos pozos de entre 70 y 80 metros de profundidad. Luego entre 1968 y 1976 se realizaron una serie de estudios geológicos, geofísicos y geoquímicos en áreas seleccionadas de la zona norte del país apoyados por un proyecto suscrito entre la Corporación de Fomento a la Producción (Corfo) y las Naciones Unidas, que culminó en la perforación de pozos exploratorios en la zona de El Tatio (Lahsen et.al, 2005). Desde esa época en adelante, la Universidad de Chile y el Servicio Nacional de Geología y Minería realizaron diversos estudios, de los cuales se desprende gran parte del conocimiento actual que se tiene sobre el potencial geotérmico de ese país. Los programas en pos del desarrollo geotérmico en Chile fueron paralizados hacia 1979 a nivel estatal, y hasta 1995 la Universidad de Chile fue la principal institución que se dedicó a la investigación en esta área (Lahsen etal. 2010).
En el año 2000 se creó la ley geotérmica, que promueve la exploración y explotación de recursos geotérmicos por parte de la empresa privada, y establece la existencia de concesiones de exploración y explotación que se conceden mediante el Ministerio de Energía. De acuerdo a cifras que maneja este ministerio, actualmente existen en el país 32 concesiones de exploración vigentes y nueve concesiones de explotación vigente (a 2016).
En términos de investigación de la geotermia, el Centro de Excelencia en Geotermia de Los Andes es la única institución íntegramente dedicada al estudio de los sistemas geotermales de la zona andina. Algunos de los proyectos del CEGA que destacan en el avance del conocimiento de la geotermia para su desarrollo a pequeña y gran escala son el proyecto de Baja Entalpía que se desarrolló con el apoyo del Ministerio de Energía, que busca evaluar el potencial geotérmico en Santiago y Talca; y la creación de un mapa de factibilidad vincular con noticia, que determina las zonas más auspiciosas para explotar el recurso geotermal dentro del país. Junto con ello, el CEGA desarrolla una variada gama de investigación en ciencia básica en torno a los sistemas geotermales.
La primera planta comenzó a funcionar en 2017 con una producción del  orden de 70 MW. El proyecto con mayor desarrollo es el de Cerro Pabellón, y antes de éste, la principal promesa de la geotermia en Chile fue el proyecto Caracautín, que hoy se encuentra detenido.





Bibliografía de consulta:

Aravena, D., Lahsen, A. (2013) “A geothermal favorability map of Chile, preliminary results”,  submitted to GRC Congress 2013.
International Energy Agency (2009) “Chile Energy Policy Review”, International Energy Agency (IEA) report, 270 .
Lahsen, A. (1986) “Origen y potencial de energía geotérmica en los Andes de Chile”, en J.Frutos, R. Oyarzún,and M. Pincheira (Eds) Geología y Recursos Minerales de Chile, Univ. de Concepción, Chile, 423.
Lahsen, A. (1988). “Chilean Geothermal Resources and their possible utilization”, Geothermics, v. 17, 401-410.
Lahsen, A. et al. (2005) “Present status of geothermal exploration in Chile”, World Geothermal Congress, Antalya, Turkey, 24-29 April 2005.
Lahsen, A. et al. (2010). “Geothermal development in Chile”, Proceedings World Geothermal Congress 2010, 25.



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