lunes, 13 de julio de 2015

Mapeo de la contaminación en los océanos




                   El plástico se inventó a mediados del siglo XIX y se comenzó a producir masivamente a finales de la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, se ha empezado a estudiar su impacto en los océanos hace poco más de una década. La producción de plásticos se ha cuadruplicado desde la década de los 80 y en los océanos hay basura que la acción de los vientos, las olas y el sol han roto en minúsculos trozos del tamaño de granos de arroz, por lo que podría haber mucho más flotando en la superficie de lo que han encontrado los investigadores.


                     Se desconoce de momento el efecto que estos fragmentos pueden tener para la vida marina en la profundidad del océano. El principal motivo por el que quedan muchas respuestas por descubrir es que la investigación sobre los desechos marinos es muy reciente. La llamada Gran mancha de basura del Pacífico, una acumulación de desechos marinos que se encuentra en el centro del océano Pacífico Norte, fue detectada por primera vez en 1997 cuando Charles Moore navegaba de vuelta a California tras participar en una competición de embarcaciones a vela. 


                        Solamente el 20% del plástico del océano proviene de fuentes marinas, como equipamientos pesqueros o accidentes de barcos. El resto, según el estudio de CSIRO, la agencia científica nacional australiana, es basura que es arrojada al mar o que arrastran las corrientes, y aproximadamente la mitad de esa basura son botellas de plástico. Hubo un punto de inflexión en la investigación en 2004 cuando Richard Thompson, biólogo marino de la Universidad de Plymouth (Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte), confirmó que la mayoría de los desechos marinos eran de elementos plásticos.


                           La Universidad de Barcelona y el Museo de Historia Natural de Londres realizaron un proyecto científico para cuantificar y localizar la abundancia y la extensión de la contaminación de partículas microplásticas en las profundidades del mar Mediterráneo, SO del  océano Indico y NE del océano Atlántico, desde el subtrópico hasta las aguas subpolares, entre septiembre 2001 y agosto 2012. Los resultados permitieron realizar el primer mapa de registro de sustancias plásticas contaminantes de mares y océanos.
                        Para ayudar a comprender la evolución de las grandes islas de basura en el mar, se realizaron recientes estudios (Cózar, A. 2014) que han demostrado que las aguas de distintas regiones de la superficie marina se mezclan por efecto de los vientos y de las corrientes marinas. Este análisis espacial discrimina la dinámica del flujo sobre un modelo oceánico global que se preparó con una matriz matemática de la cadena de Markov. Este método no sólo permitió la representación de la dinámica de la superficie oceánica global sino también registró la evolución de la densidad del agua de mar, realizó el mapeo de las cuencas de atracción y los lugares fijos de las islas de basura. Se determinó además los límites de las cuencas oceánicas fijados por la circulación misma y no por los límites geográficos arbitrarios así también permitió comprender mejor la conexión de las cuencas oceánicas.
                         El estómago de los peces mesopelágicos contiene plásticos y son el alimento de atunes y peces espada. Hay entre 10.000 y 40.000 tn de plásticos en los giros oceánicos subtropicales. El 1% de todo el plástico que hay en los océanos fue relevado por la expedición española Malaspina durante 9 meses, entre diciembre de 2010 a julio de 2011. En el viaje de circunnavegación se detectaron 141 sitios oceánicos contaminados con plásticos especialmente entre los 30° N y 30° S con un área de mayor abundancia con partículas mayores a 1 mm en el Atlántico sur.



                  La contaminación no siempre es física. En masas de agua de gran extensión, las ondas sonoras pueden propagarse a lo largo de kilómetros sin perder intensidad. La presencia cada vez mayor de sonidos de gran potencia o constantes procedentes de barcos, sonares, plataformas petrolíferas e incluso de fuentes naturales como terremotos puede alterar los patrones de migración, comunicación, caza y reproducción de muchos animales marinos, en especial los de mamíferos acuáticos como la ballena y el delfín.

Las costas también son vulnerables

                  Si bien la mayoría de las regiones de los océanos del mundo están sufriendo pérdida de hábitat son las zonas costeras las más vulnerables por su cercanía a los centros urbanos, debido al impacto de las actividades antrópicas intensivas. La pérdida de hábitat aquí afecta de manera trascendental a la biodiversidad de todo el océano. Estas zonas fundamentales, entre las que se encuentran los estuarios, los pantanos y las marismas, son territorios para la reproducción, nidificación o de protección estacional para casi todas las especies marinas. Los huracanes, tifones, tormentas fuertes, tsunamis y otros fenómenos similares han provocado enormes trastornos en los ciclos de vida de las plantas y animales oceánicos, aunque normalmente de forma temporal. Sin embargo son más los impactos en los pantanos cuando son dragados y utilizados para alojar construcciones residenciales, centros industriales y actividades agrícolas. Las ciudades, las fábricas y las explotaciones agrícolas provocan residuos, contaminación y vertidos químicos que pueden causar estragos en los arrecifes, la vegetación marina, las aves y los peces. Los diques del interior reducen el flujo natural de nutrientes, cortan las rutas migratorias de los peces y frenan los cursos de agua dulce, por lo que aumenta la salinidad de las aguas costeras. La deforestación lejos de la costa genera erosión y hace que se desplacen y se depositen limos en las aguas someras, lo cual puede bloquear la luz del sol que necesitan los arrecifes para desarrollarse. Las técnicas de pesca destructivas, como la de arrastre y la utilización de dinamita y veneno destruye los hábitat tanto cercanos a las costas, como en mar abierto. El turismo provoca que millones de visitantes, navegantes y submarinistas estén en contacto directo con los frágiles ecosistemas de los pantanos y los arrecifes. Los buques portacontenedores y los buques cisterna pueden dañar los hábitat con sus cascos y anclas. Los vertidos de crudo y otras sustancias matan a miles de aves y peces y dejan tras de sí un entorno tóxico que puede perdurar durante años.

La responsabilidad en la práctica docente

                     Durante el ejercicio de la práctica docente debemos planificar las actividades de manera que se informe, motive e incentive a los alumnos a la generación de proyectos que  respeten y cuiden el habitat marino local. El trabajo en grupos de alumnos de distintas edades de la misma escuela promueve el intercambio de ideas y agiliza la instrumentación del proyecto a nivel institucional y de la comunidad educativa. La presentación de ese programa de actividades a las autoridades de gobierno local permitirá la ampliación de la toma de conciencia a toda la comunidad y la ejecución de políticas respetuosas con el ecosistema marino local. Es necesario despertar la toma de conciencia a temprana edad del futuro ciudadano.
 Asumir la responsabilidad de reciclar  lo máximo posible:
-      reutilizar las botellas de agua
-      guardar los alimentos en recipientes no desechables
-      utilizar bolsas de tela para transportar nuestras compras
Conocer los  proyectos sobre el habitat marino que  instrumentarán los futuros candidatos a cargos públicos de gobierno local, regional y nacional.
Organizar cartelería y equipos de personal entrenado en el fomento  del cuidado de las playas en temporada de verano cuando hay mayor asistencia de visitantes para evitar la acumulación de residuos sueltos y su vertido al mar.
Difundir en los clubes náuticos la práctica de la navegación responsable para no tirar por la borda elementos contaminantes.
Elegir cruceros de turismo responsables con el ambiente marino
Evitar el fomento de  las compras de artículos de joyería de coral, accesorios de pelo hechos con conchas (a partir de las tortugas carey), y productos derivados del tiburón.
Eliminar el hábito de organizar un acuario con peces de agua salada capturados de su hábitat natural ni arrojar peces u otras especies marinas criadas en acuarios al mar, esta práctica puede introducir especies no autóctonas perjudiciales para el ecosistema existente.


Bibliografía recomendada

Cózar, A. et al. 2014. Plastic debris in the open ocean. Honolulu: University of Hawaii.
Froyland, G. et al 2014. How well-connected is de surface of de global ocean? AIP Publishing Chaos 24.
Katsnelson, A. 2015. Microplastic present pollution puzzle. Tiny particles of plastic are awash in the oceans but now are they affecting marine life? PNAS May 5, vol 112 n° 18.
National Geographic en español julio 2015 vol 37 núm.1
Woodall, L.C. et al. 2014 The deep sea is a major sink for microplastics debris. London: Royal Society Open Sience.

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