De acuerdo a la clasificación que propone
Raisz (1965) la cartografía especial produce mapas científicos. Monkhouse
(1968) expresa que esa especificidad le aporta al geógrafo y a muchos otros
profesionales, herramientas para el estudio del uso y manejo de los recursos
naturales. Los procesos de clasificación de la cartografía temática permiten el
ordenamiento, jerarquización y agrupación de datos porque un mapa temático
tiene como objetivo principal reflejar las relaciones geográficas relativas a
distribuciones particulares. Robinson (1987) plantea que el esfuerzo más
importante, es la tipificación de esos datos por categorías mediante el uso de
puntos, líneas o áreas.
El auge de la cartografía temática se inició
lentamente en la segunda mitad del siglo XVII pero su despegue fue durante el
siglo XIX en sintonía con el avance de la investigación científica. De interés
particular en la historia de esta especialidad cartográfica es la publicación
que realizó Edmund Halley en 1701 de un mapa que mostraba la distribución de
las variaciones de la brújula mediante el trazado de isolíneas de declinación
magnética. En la primera mitad del siglo XIX, se editaron mapas sobre la
incidencia del cólera, la actividad criminal y las líneas de flujo que
representaban el transporte de pasajeros y de mercaderías a través de las
incipientes redes de carreteras y de ferrocarriles, material que promovió el
proyecto de extensión de las trazas de esos ejes de circulación.
Un equipo internacional de
investigadores publicó en noviembre de 2015 la creación de un mapa que muestra las
reservas totales de agua subterránea en el planeta calculadas en 23 millones de
m3. Sólo el 6% es agua subterránea moderna de fácil extracción pero muy sensible al cambio climático y a la
contaminación. Para
cuantificar cuánta agua está almacenada en los dos kilómetros superiores de la
superficie de la Tierra, el equipo que dirige Tom Gleeson combinó distintos
tipos de información, como la permeabilidad de las rocas y el suelo, la
porosidad y datos sobre los niveles de precipitación. En la investigación fue
clave la medición de los niveles de tritio para determinar la edad del agua
almacenada. El
tritio es una forma radioactiva del hidrógeno que
alcanzó un máximo en la atmósfera hace 50 años como resultado de pruebas con
bombas termonucleares. Por esta razón puede usarse como marcador para reconocer
toda la lluvia que alcanzó las napas subterráneas desde ese entonces. El mapa
creado a partir de modelos computacionales por los científicos de las
universidades de Texas (EE. UU), de Calgary (Canadá) y de Gotinga (Alemania),
liderados por Tom Gleeson, de la Universidad de Victoria (Canadá), muestra la
distribución del agua moderna en el globo. Se estima que menos de 6%, y tal vez
apenas 1%, del agua hallada cerca de la superficie de la Tierra es renovable
durante la vida de una persona. En el mapa planisferio se observa que las
tonalidades azules muestran los espacios donde el agua se renueva rápidamente.
El tono celeste señala las aguas más antiguas, que están estancadas y no se
renuevan. El
agua antigua es variable en calidad y en profundidad. Puede ser más salada que
el agua de mar y contener en disolución arsénico y uranio por eso es necesario
su tratamiento si el destino fuera para consumo humano o para riego. El caudal
de muchos de los acuíferos está en disminución en la actualidad. La mayor parte
se encuentra en regiones montañosas y tropicales: la cuenca del Amazonas,
Congo, Indonesia y el oeste de América. Esta información es valiosa para
gestionar políticas públicas sobre el uso y manejo de este recurso natural con
sustentabilidad así como para científicos de las áreas de hidrología, ciencias
de la atmósfera y geoquímica.
Fuente: Revista Nature Geoscience noviembre 2015
Investigadores de la Universidad Rutgers (New Jersey, EE
UU) y de la Universidad de Santiago de Compostela (España) han desarrollado un
mapa mundial de la profundidad de las aguas subterráneas que publicó la revista
Science en febrero de 2013. El trabajo cubre incluso zonas sin datos para así
inferir patrones espaciales y procesos a partir de un modelo hidrológico de
aguas subterráneas forzado por el clima, la topografía y el nivel del mar
actuales. Se presentan observaciones de la profundidad de la capa freática de
1.603.781 pozos, a partir de archivos gubernamentales e información publicada
en la literatura científica. Existen datos abundantes de América del Norte y en
varios países europeos así como en Australia, pero muy escasa en relación a
Asia y especialmente de África. Según sus resultados, entre el 22 y el 32% de
la superficie emergida global se encuentra influida por una capa freática poco
profunda, incluyendo aproximadamente el 15% de zonas con agua superficial
alimentada por las aguas subterráneas, y entre un 7 y un 17% de áreas con la
capa freática accesible a las raíces de las plantas.
Hay otro antecedente de cartografía sobre la distribución mundial de aguas subterráneas, es el proyecto WHYMAP,
World-wide Hydrogeological Mapping and Assessment Programme dentro del
marco de la UNESCO, realizado a escala 1:40.000.000 en 2000. A través del sitio
en la web existe la posibilidad de acceder, consultar y descargar la cartografía detallada que se ha
desarrollado por continente.
En Argentina el Centro Regional de Aguas
Subterráneas (CRAS), incorporado al Instituto Nacional del Agua en 1998,
realiza la investigación integral de los recursos hídricos subterráneos con el
fin de suministrar información técnica a organismos nacionales, provinciales,
municipales y privados.
Los recursos hídricos subterráneos en la práctica docente
Es necesario explicar a los alumnos la
importancia del conocimiento de este formidable recurso hídrico como parte del
ecosistema local, provincial, regional, continental y mundial. Además es
fundamental la interpretación del valor del ciclo del agua como proveedor del
recurso así como la evaluación de las actividades, los eventos y las políticas
que promueven o impactan sobre su desarrollo y estabilidad.
Sería de interés, para estudiar la problemática
del recurso, explicar y analizar en clase un ejemplo de gestión de las cuencas
subterráneas como la que se realizó en la ciudad de Kumamoto (Japón) y que recibió el premio ONU-Agua a
la mejor práctica en 2013.
La aplicación del tema a escala regional se
puede realizar con ejercicios vinculados a la investigación del Sistema
Acuífero Guaraní, el segundo recurso por su volumen de agua dulce subterránea
en el mundo y además porque es de una enorme importancia estratégica para la
vida y la producción de millones de personas de Argentina, Brasil, Paraguay y
Uruguay.
A partir de un video, como el que se propone
más abajo, es posible organizar en clase un debate entre los distintos grupos
de estudiantes sobre este recurso y el rol de los organismos internacionales en
zonas con problemáticas socio-económicas.
Bibliografía de consulta
Buccheri, M.J. – Comellas, E.A. 2014. Indicadores
para el monitoreo y evaluación hacia la gestión integrada de los recursos
hídricos. Buenos Aires: INA- CELA y UNCuyo- FCE.
Canales Dávila, C. 2012. Gobernanza de aguas
subterráneas: un marco global para acciones locales. Primera consulta regional:
América Latina y el Caribe. Montevideo: CEPAL.
Fattorelli, S. – Fernández, P. 2011. Diseño
hidrológico. WASA - GN 2da. edición digital.
Gleeson, T. et al. The global volume and distribution of modern
graoundwater. En Revista Nature Geoscience online
noviembre 2015.
Martínez Alvarez, J.A. 1989. Cartografía
geológica. Madrid: Paraninfo.
Monkhouse, E.J. – Wilkinson, H.R. 1968. Mapas y diagramas. Técnicas de
elaboración y trazado. Barcelona: Oikos-tau S.A ediciones.
Raisz, E. 1965. Cartografía general.
Barcelona: Omega.
Robinson, A.H. et al, 1987. Elementos de
Cartografía. Barcelona: Omega.
Slocum, T. et al, 2005. Thematic cartography
and geographic visualization. New Jersey: Prentice Hall.